Invité a Andreas a mi estudio para realizar una sesión con un perfil más «corporativo».
Ni que decir tiene que él aceptó encantado, cosa que ya imaginaba que sería así teniendo en cuenta su carácter y su buena predisposición.
Discreto, metódico, (muy metódico) y perfeccionista hasta el extremo (como buen alemán), el éxito de la sesión estaba casi asegurado…
Tan sólo me pidió una cosa a cambio: si podían acompañarle su hija y su yerno…
La sesión «à trois», que en un principio podía preverse algo complicada, finalmente fue todo un regalo para mi.